Monseñor Emilio Aranguren, obispo de la Diócesis de Holguín. (ARGIA)
El obispo Emilio Aranguren dirigió personalmente el desalojo de opositores de la Catedral San Isidoro de Holguín, denunciaron este miércoles fuentes de la disidencia.
"Yo estaba reportando por teléfono, y el obispo se me tiró arriba y me dio un manotazo para quitarme el teléfono", señaló el opositor Robiel Cruz Campo, uno de los plantados en la catedral holguinera.
Unas 18 personas ocuparon el martes el templo "para exigir la libertad del pueblo cubano".
En otras ciudades del país ocurrieron protestas similares, calificadas por la Iglesia Católica en un comunicado de "estrategia preparada y coordinada" para "crear situaciones críticas a medida que se acerca la visita del Papa Benedicto XVI".
Según Cruz Campo, el obispo Aranguren avisó a los plantados que "su gente" se encargaría de desalojarlos si no abandonaban el templo, y así sucedió.
"¿Cómo es posible que nos saquen a empujones de la casa de Dios?", se pregunta el opositor.
El encierro finalmente duró unas ocho horas. Durante ese tiempo, las autoridades religiosas cortaron la electricidad de la Catedral.
De acuerdo con la disidente María Antonia Hidalgo, monseñor Aranguren "se portó peor que un policía".
En un lenguaje de manifiesta dureza, la nota del Arzobispado de La Habana afirma que "nadie tiene derecho a convertir los templos en trincheras políticas" y califica la protesta de "acto ilegítimo e irresponsable".
Trece opositores, entre ellos cinco mujeres, permanecían en la iglesia de Nuestra Señora de la Caridad, en La Habana para hacer públicas demandas de apertura política en la Isla y exigir el cese de la represión.